lunes, 23 de marzo de 2009

Ciudad gris.

Cuando hablo con gente que viene por primera vez a Punta Alta noto que remarcan un aspecto en común. Lo gris que es la ciudad.

Esto me hace cuestionarme a dónde va el presupuesto municipal.

La ciudad no tiene un balneario adecuado. El sólo hecho de llamar balneario a Villa del Mar o a Arroyo Parejas es una ridiculez. A no ser, claro está, que a alguien le guste meterse en el barro hasta las rodillas, o bañarse en agua con olor a excremento. Podría interponerse como excusa la existencia de gente que va al balneario, no a bañarse, sino a disfrutar de un día al aire libre. Para ese segmento de público no hay una infraestructura adecuada. Los fogones, amén de estar destruidos, son insuficientes. El olor que flota en el aire es nauseabundo, la higiene es deplorable. Uno no puede menos que preguntarse a santo de qué se abona la entrada al balneario.

Claro que también está Pehuen Co, a donde se puede llegar siempre y cuando el camino destruido no de cuenta del vehículo que arriesgamos (con nuestras humanidades a cuestas) para ir. Nos reciben calles sin el menor mantenimiento y una casi absoluta carencia de infraestructura. Pareciera que el lema es aprovechar mientras se pueda. Aprovechar mientras lleguen turistas, aprovechar a cobrar desmesuradamente mientras haya quien compre, aprovechar a cobrar tasas desproporcionadas hasta que los propietarios comiencen a vender e invertir en lugares más promisorios, aprovechar a alquilar propiedades a precios ridículamente altos a turistas que vienen una vez y se van, comentando el chasco que se han llevado, para no volver.

También se podría ir a Punta Ancla, pero amén de pertenecer a la Base Naval, durante gran parte del año permanece cerrado.

O sea que a partir de Marzo las opciones para salir de casa a disfrutar un día al aire libre se reducen drásticamente. Quedan las tristes plazas tan poco mantenidas a pesar de la cantidad de empleados municipales a quienes pagamos su ocio, queda el Parque San Martín acerca del cual es mejor no abundar en detalles y queda la opción de irse de la ciudad.

Imagine, quien lee, la situación de una familia que desea salir a hacer un asado el fin de semana. Más sencillo aún es el caso de buscar un lugar donde los niños puedan jugar sin peligro mientras los padres se dedican al tradicional rito del mate. Si se quiere más simpleza se puede plantear la búsqueda de un lugar con verde donde poder sentarse a leer un libro al aire libre.

Habiendo un vivero y mano de obra municipal ociosa (excepto al momento de pedir aumentos de salario) no se encara una política de forestación coherente. Se multa (la recaudación pareciera ser el norte de toda acción municipal) a quien saca un árbol de su vereda pero no se le obliga a reponer con otro árbol. Si alguien duda de esto que observe las veredas céntricas.

No se plantan masivamente árboles a fin de crear pulmones verdes.

¿Por qué no es posible copiar cosas útiles? Hay cosas que salen de la eterna utopía Puerto-Zona Franca y que hacen al bienestar de la población. Disfrutar, sólo o en familia, de un día al aire libre es una de ellas.

Alguien no versado en los beneficios de la actividad en la naturaleza podría argüir que habiendo tantas necesidades el hecho de buscar un espacio para el ocio es secundario.

En tal caso ¿Por qué no analizar la posibilidad de convertir el Partido en atractivo turístico? ¿Por qué no poner a cargo de la cartera de turismo a una persona idónea que no se tome vacaciones en plena temporada? ¿Por qué no generar ingresos a partir de cosas más posibles y que requieren mayor inversión.

Cae de maduro que este no es un proyecto que se realice de un día para el otro. Es muy posible que lo que este gobierno comunal inicie tal vez lo inaugure otro gobierno. Pero ya es tiempo de dejar de dilapidar recursos económicos y humanos en pequeños y fútiles proyectos que pueden ser largamente enumerados en los actos, para comenzar a pensar en aras de la mejora del partido. Es tiempo de dejar de pensar en reelección para comenzar a pensar en sacar el municipio adelante.

Al fin y al cabo, para eso los eligió la ciudadanía. Lo que se le pide es que hagan bien el trabajo por el cual los contribuyentes les pagamos.

viernes, 20 de marzo de 2009

¿Medido y pago?

Ahora Holzman evalúa "seriamente" la implementación del estacionamiento "medido y pago".
Visto está que la soberbia de la que hace gala el gobierno municipal al tomar sus decisiones lo está aislando de la realidad.
Haciendo una encuesta en el radio céntrico no hubo un solo encuestado que esté de acuerdo con el sistema de estacionamiento implementado. Ni automovilista, ni peatón, ni dueño de casa en el radio afectado, ni (mucho menos) comerciantes. Al efectuar la misma encuesta en barrios aledaños al centro, el resultado es el mismo exceptuando a los comerciantes que declaran sentirse favorecidos porque la gente prefiere comprar en el negocio de barrio antes que en el centro debido a las dificultades para estacionar.
Cuando Holzman expresa que :

"en que Punta Alta somos todos rebeldes, basta una medida para que haya una reacción en contra muy fuerte"

debería razonar que si nadie está a favor por algo debe ser. No hay un intendente mesías y un adjunto apóstol que están develando la verdad a la masa ignorante y ciega. Más bien pareciera ser al revés. Hay empleados del pueblo (pues por más que lo olviden, eso son) que debieran estar al servicio del ciudadano y que desperdician su tiempo en buscar nuevos métodos de recaudación.

Leyendo más declaraciones de Holzman, encontramos que dice:

"Está haciendo falta continuar con un control estricto sobre quien no cumple, y aplicarle la multa que corresponde. Sino empezamos a vivir en un estado de anarquía"

Si este señor quiere encontrar anarquía que entre como un simple ciudadano al edificio municipal e intente cumplimentar un trámite. Ahí encontrará anarquía junto a la más completa desidia y a la mayor falta de respeto por la persona que está del otro lado del mostrador. Esa persona que, paradójicamente, impuesto mediante paga los salarios de la masa de empleados municipales que así demuestran su agradecimiento por tener un trabajo en esta época de crisis.

El señor Holzman, antes de hablar tan suelto de cuerpo sobre rebeldía, anarquía y sanciones, debería evaluar si el camino tomado es el correcto. Si reducir el caudal de clientes, incomodar al propietario de una vivienda céntrica, aumentar el riesgo para el peatón, hacer más caótico el tránsito para el conductor, correr una parada de colectivos enfrente de la salida de un colegio, dejar calles de acceso a Irigoyen y sus paralelas sin estacionamiento, etc. le parecen medidas correctas, entonces no es de extrañar que muestre la misma pobreza de criterio para evaluar la rebeldía de los ciudadanos.

Es bueno saber bajarse a tiempo del caballo de la soberbia, que al único lugar que lleva es al fracaso.




jueves, 19 de marzo de 2009

Estacionamiento en Punta Alta

El estacionamiento en el centro es el comentario en todo ámbito de Coronel Rosales.
Como ciudadano pagador compulsivo de impuestos municipales me pregunto a dónde fue a parar el estudio de factibilidad y aplicación que oportunamente se encargó (y pagó) a la Universidad Tecnológica Nacional. Las conclusiones y modos de aplicación que fueran compradas por el municipio con el dinero de los contribuyentes han sido dejadas a un lado para aplicar el sistema según la manera de ver de un suboficial retirado de la Armada Argentina.
¿Es que no hay personas capacitadas para ocupar el cargo que este militar ocupa?
¿Es que Starc (ingeniero) no se da cuenta de la miopía de alguien cuya carrera nunca estuvo apuntada al mando?
¿Por qué no se da el puesto de trabajo a una persona que, además de haberse capacitado para desempeñarse idóneamente, no esté cobrando una jubilación (que pagamos entre todos)?
Por definición el suboficial es educado y formado para cumplir órdenes de un superior, no para dictarlas. Menos que menos está preparado para implementar un sistema de esta naturaleza. ¿Por qué la población debe seguir las ocurrencias de este personaje que hoy hace ostentación del poder al que nunca pudo acceder durante su carrera?

Muchas veces uno desea que los abogados, hábiles en entuertos y rebuscados recovecos legales, se alejen de la política y dejen el lugar a otros profesionales. Pero al ver a dos ingenieros (en teoría deberían buscar la eficacia), Starc y Holzman, a la cabeza de las decisiones de un municipio que día a día nos sorprende con su inefectividad uno se pregunta si será que el poder, por minúsculo que sea, termina por sacar lo peor de las personas convirtiéndolas en lo que vemos cuando los ciudadanos los miramos.